Este no es un perfume de amor, así lo describe su creadora. Pero lo cierto es que Putain des Palace sí huele un poco a amor, quizá a ese amor que viene sin previo aviso, entre seducción y seducción, cuando realmente no era ése el fin. Huele a quien tiene las cosas claras, a quien conoce todos los trucos de una seducción exquisita, a aquel que se pone a cantar eso de “Qué adelantas sabiendo mi nombre…” que cantaba Sabina. Las notas empolvadas de la violeta y la rosa pierden inocencia con el cuero y ganan en sensualidad gracias al ámbar. Para terminar, almizcle para borrar cualquier signo de exceso y asentar todo en su sitio.