Quien no tiene una vecina que utiliza uno de esos perfumes que utiliza todo el mundo. ¿Has ido alguna vez en el autobús mientras una persona te recordaba a otra por el perfume que llevaba? Hace un tiempo cuando fuiste a la floristería, al lado había una mujer que olía a ese mismo perfume. La prima de tu amigo, en cada comida familiar huele a ese mismo perfume… igual suena un poco exagerado pero si te fijas esta situación, es más común de lo que parece.
El otro día, hablando con la amiga de una amiga, en seguida nos pusimos a hablar de perfumes y nos confesó que ella también utilizaba ese mismo perfume. Con toda la confianza del mundo, le soltamos eso de que no entendíamos que utilizara el mismo perfume que tantas otras, ella que es de las que emana luz propia, a ver si no quería sentirse algo más especial, un perfume para diferenciarse del resto. Ahora mismo no recordamos muy bien qué contestó, pero creemos que fue algo parecido a “es que a mí me gusta”. La conversación pasó a otros lares pero después, ya a solas, comentamos que qué pena, siendo tan resplandeciente, tan distinta al resto de las chicas que nos cruzamos por la calle, utilizara algo tan homogéneo en el ambiente.
Cuando recomendamos perfumes intentamos no repetir, aunque a veces nos resulta difícil. Nos gusta que esa persona a la que aconsejamos, se sienta especial con su olor, que lo sienta propio, y de nadie más. Es verdad que no es lo mismo compartir olor con conocidos que con desconocidos, pero ¿con tantos? Nosotros mismos tenemos fragancias de perfumes comerciales como CK One o Narciso Rodriguez en nuestro currículum pero, ¿queríamos que ése fuera nuestro sello personal? ¿Por qué conformarnos con olores tan típicos? ¿No queríamos ser un poco más diferentes? Pues sí, y hasta aquí hemos llegado en nuestra búsqueda de fragancias especiales.
Hay personas que no le dan ningún valor a su perfume, les da igual una cosa que otra, y con esas no nos vamos a meter, tiene que haber de todo en este mundo. Pero queremos hacer un llamamiento a todas esas personas que sí que valoran su sello olfativo, que quieren dejar huella, marcar la diferencia. A esas, que no les gustaría ir todos los días vestidas de uniforme por la calle. Sólo decirles que no es tan difícil ni tan inalcanzable. Es suficiente con tachar de la lista esos perfumes que están entre los más vendidos. Ésos, que salen en todos los anuncios y nos ofrecen las dependientas de todas las perfumerías. Buscad más allá de lo evidente. Buscad vuestros tesoros, aquellos que más escondidos están, porque más los disfrutaréis luego. Será como ese rincón que sentís sólo vuestro, porque lo queréis más que ninguno, y os hace sentir tan bien. Pensad que sois únicos, y que por eso, merecéis un olor que sea sólo vuestro también.
Para que luego os digan de verdad eso de “huele a ti”. Y sólo a ti.